Gadi ha tenido la suerte de ser amadrinado

Y ha sido a través de la Web de Sandra Baas.
Anabel Rubio de Valencia es quién le tenderá esa mano de ayuda que colaborará en dar a Gadi la asistencia veterinaria y los cuidados que necesite mientras llega esa siempre más que merecida adopción para él.
Gracias Anabel, aquí tienes "Los nuevos días de Gadi" a tu alcance.

domingo, 2 de diciembre de 2007





Un buen día de sol se agradece siempre, sobre todo cuando uno se ha pasado tanto tiempo encerrado sin poder disfrutar de él como es el caso de Gadi.
Me ha costado un poco conseguir quitarle el chaleco, porque es un chaleco nuevo y tiene un cierre de abrojos (velcro) y el ruido le asusta, pero ya puede disfrutar de un poco de sol en su delgadísimo cuerpo.
Ahora, cuando me le acerco y está sentado, se deja ir hacia atrás y se acuesta, está así menos tenso, porque si se queda sentado su cuerpecito aún tiembla como una hoja.
Respecto a las personas que no conoce, no ha hecho ningún avance, pero le dan curiosidad; que Gadi tenga curiosidad por lo que no conoce me parece un buen síntoma, por lo menos no han conseguido volverle apático, ni tiene la mirada perdida, observa y lo hace con interés, como perrito joven que es.
He comprobado que los tiros de escopeta le asustan, por esta zona se escuchan tiros de cazadores los fines de semana, y cuando los escucha se siente inquieto, se levanta y camina, incuso hace intentos de entrar en la casa. Es obvio que no le traen buenos recuerdos.
En esta estupenda mañana de domingo, Gadi toma sol, durmiendo relajado en la entrada de la casa y da mucho gusto verle así, sin preocupaciones, y sin esa miradita de ‘qué va a pasar ahora?’ que siempre tiene.
Es tan bello, y está tan delgadito. Con el chaleco parece más corpulento porque de verdad es un galguito alto y fuerte, pero cuando le quito el chaleco, se le marcan las vértebras de la columna, y las costillas, y sobre todo , el culillo muy delgado, y una larguísima cola que casi casi llega al suelo.
Es un perro elegante, fino, con buena musculatura, y un gran miedo a los humanos.
Lo de los chalecos que le han regalado (bueno, no son regalos, sino donaciones, esto es que cuando Gadi tenga su casa y sus propios chalecos estos chalequitos los utilizará otro galguito en acogida que esté recién rescatado), le ha venido muy bien, porque sólo tenía uno, y ahora tiene otros dos más livianos para poder utilizar cuando no hace demasiado frío, y para poder lavarlos sin temor a que pase frío ni una noche.


Quizás mucha gente no se dé cuenta de lo importantes que son las donaciones de cosas como comederos, chalecos, mantas, collares y correas, camitas y casitas, son cosas que de una en una no significan mucho dinero pero si una asociación tiene que comprar muchas es un dineral.
Cuando alguien tiene alguna de estas cosas que no utiliza, recuerde que puede donarlas a una asociación, siempre vienen bien.
Un día me encontré en un contenedor de basura una casita de perro, y claro me la traje, y es donde ahora duerme mi Kiko, la otra casita la compré de segunda mano a una gente que no la utilizaba, y así puedo ahora tener dos casitas, que son algo caras de adquirir, y sin embargo muy muy utiles. Quería entonces pedirles que por favor, no tiréis estas cosas, lo mismo con los edredones viejos, que son ideales para las camitas de galgos y perros que suelen hacer una nido para dormir. Mantas en general, todo sirve cuando hay que hacer una camita calentita. Muchas veces la gente tira cosas porque piensa que no pueden servirle a otra persona, pero pensar que quizás sí que puede ser útil a un perrito...


1 comentario:

Elaine Higa dijo...

Hola Marité
Espero que Gadi siga la misma evolución de Carmelo. Nuestro podenquito llegó a casa el 4 de febrero. La primera semana lo sacábamos a pasear y él simplemente meaba y hacía caquita, no olía nada y quería huir cuando se le acercaba algún extraño. Después de 10 días ya levantaba la colita al mear y tenía curiosidad por su entorno, parecía un loco oliendo cada centímetro del parque. A partir de cuando Lola llegó el 8 de marzo no notamos muchos cambios hasta el mes de julio. Carmelo ya nos venía a despertar por la mañana, cogía chuches de la mano de cualquiera, no temblaba cuando salíamos por la ciudad, y ahora hasta me coge las zapatillas y calcetines y ya me ha destrozado un libro, velas y un peluche. Ladra cuando llega alguien por el ascensor y juega mucho con Lola y demás perros en el parque. Hace 10 meses no me hubiera imaginado que se volvería tan simpático!!! Estoy segura de que Gadi se recuperará de todos los traumas que le impiden ser lo que es en realidad: un galguito MUY guapo! Me encanta ver sus fotitos, esa orejita marrón es una monada.
Enhorabuena por la gran labor que hacéis!