Mi pobre flaco Tato (ta-to-do- loco), como le he apodado, jejej.
Gadi se anima, se acerca, me pone el hocico en las manos si estoy de espaldas, y se sirve algo rico aunque lo tenga que coger de mis manos, : ))
Creo que si estuviera con él sólo, sería más sencillo hacer que cogiera confianza, pero , es lo que hay. Aquí son 6 perros y 3 gatos y todos reciben la misma cantidad y calidad de cariño y atenciones, así que Gadi tendrá que ponerse a nivel.
Lleva mucho mérito de su parte el animarse, a pesar de su miedo, hay días en que le miro jugar con los demás, y me pregunto, ¿qué pensará este flaco loco cuando le miro, cuando le llemo?....
Hoy dormimos las siesta juntos, es muy dócil cuando no es él el que tiene que acercarse, se deja manipular, vestir, curar, cómo si siempre fuera así, su agobio aparece cuando es él el que tiene que dar el paso y acercarse a mí de frente, de espaldas no tiene ningún problema.
Todas las mañanas damos una larguísima vuelta, pero él va detrás, como un fantasmita, y como me gire, pluf, se aleja unos pasos, da una vueltecita y otra vez se pone a caminar detrás, pegadito pegadito.
Si Gadi pudiera dar ese paso, tan sencillo en la mayoría de los perros y tan difícil para él, de acercarse a ver qué está uno diciéndole. Lo lógico es que uno llame a un perro y éste por curiosidad e interés, obediencia o cariño, se acerque a ver qué. Pero Gadi es de los que se quedan sin saber qué….
Tiempo al tiempo… El próximo paso es veterinario y analíticas, no he querido sacarle sangre aún para no violentar la relación, pero he comprobado que se deja que le apriete, le estire, le cambie de postura, con eso de ponerle y sacarle el chaleco, hacemos muchas prácticas de manipulación, y sé que no le da miedo que le toque y le apretuje, he comenzado haciéndole unos masajes suaves, y ya puedo darle golpecitos, como a mi Pru, que le encanta que le dé palmaditas, debe ser que le hace cosquillitas porque pide más, jajaj.
Lo que realmente me anima es que cada mañana, espera a que abra la puerta y casi casi me toca con su pico, y cuando llego de trabajar, él se para en dos patas apoyándose en el portón de entrada ladrando en comité de recepción junto con los demás, en realidad, él va delante como es el más alto, sólo se ve su cabezota diciendo, uououou uouououo, en ese idioma de sirena de mar que tienen los galgos.
En poco tiempo Gadi será un galgo amable y simpático como tantos, y seguro que hasta se volverá un poco atrevido como Carmelo.
Ya sabemos que no es escapista, porque cada día tengo que abrir el portón de la finca de par en par para entrar el coche y él se queda esperando que entre para acercarse, cuando el motor se ha detenido, a saludar en su particular estilo de ‘te saludo desde aquí’, ¿vale?...
Y porque cuando salió asustado de subir al coche en su primer día, volvía al mismo sitio una y otra vez, aunque no supiera qué hacer, ni él ni yo…
Gadi se anima, se acerca, me pone el hocico en las manos si estoy de espaldas, y se sirve algo rico aunque lo tenga que coger de mis manos, : ))
Creo que si estuviera con él sólo, sería más sencillo hacer que cogiera confianza, pero , es lo que hay. Aquí son 6 perros y 3 gatos y todos reciben la misma cantidad y calidad de cariño y atenciones, así que Gadi tendrá que ponerse a nivel.
Lleva mucho mérito de su parte el animarse, a pesar de su miedo, hay días en que le miro jugar con los demás, y me pregunto, ¿qué pensará este flaco loco cuando le miro, cuando le llemo?....
Hoy dormimos las siesta juntos, es muy dócil cuando no es él el que tiene que acercarse, se deja manipular, vestir, curar, cómo si siempre fuera así, su agobio aparece cuando es él el que tiene que dar el paso y acercarse a mí de frente, de espaldas no tiene ningún problema.
Todas las mañanas damos una larguísima vuelta, pero él va detrás, como un fantasmita, y como me gire, pluf, se aleja unos pasos, da una vueltecita y otra vez se pone a caminar detrás, pegadito pegadito.
Si Gadi pudiera dar ese paso, tan sencillo en la mayoría de los perros y tan difícil para él, de acercarse a ver qué está uno diciéndole. Lo lógico es que uno llame a un perro y éste por curiosidad e interés, obediencia o cariño, se acerque a ver qué. Pero Gadi es de los que se quedan sin saber qué….
Tiempo al tiempo… El próximo paso es veterinario y analíticas, no he querido sacarle sangre aún para no violentar la relación, pero he comprobado que se deja que le apriete, le estire, le cambie de postura, con eso de ponerle y sacarle el chaleco, hacemos muchas prácticas de manipulación, y sé que no le da miedo que le toque y le apretuje, he comenzado haciéndole unos masajes suaves, y ya puedo darle golpecitos, como a mi Pru, que le encanta que le dé palmaditas, debe ser que le hace cosquillitas porque pide más, jajaj.
Lo que realmente me anima es que cada mañana, espera a que abra la puerta y casi casi me toca con su pico, y cuando llego de trabajar, él se para en dos patas apoyándose en el portón de entrada ladrando en comité de recepción junto con los demás, en realidad, él va delante como es el más alto, sólo se ve su cabezota diciendo, uououou uouououo, en ese idioma de sirena de mar que tienen los galgos.
En poco tiempo Gadi será un galgo amable y simpático como tantos, y seguro que hasta se volverá un poco atrevido como Carmelo.
Ya sabemos que no es escapista, porque cada día tengo que abrir el portón de la finca de par en par para entrar el coche y él se queda esperando que entre para acercarse, cuando el motor se ha detenido, a saludar en su particular estilo de ‘te saludo desde aquí’, ¿vale?...
Y porque cuando salió asustado de subir al coche en su primer día, volvía al mismo sitio una y otra vez, aunque no supiera qué hacer, ni él ni yo…
No hay comentarios:
Publicar un comentario