Día 18 de Noviembre, Gadi se quedó con casa junto con los demás perros, nosotros nos fuimos a trabajar, y al volver al mediodía lo encontramos acostadito en su mantita pero lleno de sangre, tenía las uñas de las patas de atrás y parte de los dedos y de las patas de adelante lastimadas, como si se las hubiese estado mordisqueando hasta sangrar.
Hemos desinfectado y limpiado, y Gadi no se ha movido en toda la tarde, le duele mucho el roce y no puede tenerse en pie. Suponemos que puede ser alguna alergia al sitio donde estaba corriendo antes de conocerle, quizás por ser alérgico es por lo que traía las patas verdes, por algún producto que le pondría el galguero que ‘lo crió’.
Esta triste y dolorido, esperamos que los antiinflamatorios y antibióticos consigan hacer que en unos días esté más animado, por lo menos creo que ha comprendido que le queremos bien, y se ha dejado curar sin protestar, sólo llora cuando se mueve y alguna tela roza sus dedos lastimados.
Pobre Gadi, quizás por eso no cazaba, sus pies le dolían demasiado cada vez que salía al campo, rozarse en algún tipo de hierba hacía que sus pies ardieran.
Pronto comprenderá que no tendrá que pasar por eso nunca más, que cuidaremos muy bien por donde pisa, para que sus patitas no se duelan, no se le partan las almohadillas, para que sus ojitos vuelvan a tener vida.
Hemos desinfectado y limpiado, y Gadi no se ha movido en toda la tarde, le duele mucho el roce y no puede tenerse en pie. Suponemos que puede ser alguna alergia al sitio donde estaba corriendo antes de conocerle, quizás por ser alérgico es por lo que traía las patas verdes, por algún producto que le pondría el galguero que ‘lo crió’.
Esta triste y dolorido, esperamos que los antiinflamatorios y antibióticos consigan hacer que en unos días esté más animado, por lo menos creo que ha comprendido que le queremos bien, y se ha dejado curar sin protestar, sólo llora cuando se mueve y alguna tela roza sus dedos lastimados.
Pobre Gadi, quizás por eso no cazaba, sus pies le dolían demasiado cada vez que salía al campo, rozarse en algún tipo de hierba hacía que sus pies ardieran.
Pronto comprenderá que no tendrá que pasar por eso nunca más, que cuidaremos muy bien por donde pisa, para que sus patitas no se duelan, no se le partan las almohadillas, para que sus ojitos vuelvan a tener vida.
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