Gadi ha tenido la suerte de ser amadrinado

Y ha sido a través de la Web de Sandra Baas.
Anabel Rubio de Valencia es quién le tenderá esa mano de ayuda que colaborará en dar a Gadi la asistencia veterinaria y los cuidados que necesite mientras llega esa siempre más que merecida adopción para él.
Gracias Anabel, aquí tienes "Los nuevos días de Gadi" a tu alcance.

viernes, 30 de noviembre de 2007


Gadi es un galgo muy guapo, pero todavía no se le ve todo lo lindo que es, porque a pesar de haber ganado confianza, aún no se estira, y el temblor le gana en algunos momentos en que estoy a su lado. Aunque ya es capaz de coger de mi mano un trozo de quesito o de paté, ¡le encanta!!.
Antes, si me acercaba con algo en la mano, aunque esto fuera muy super rico, y apetecible, no se animaba a cogerlo, con mi Pru eso sucedió hasta pasado un año casi, tenía que dejar el quesito cerca e irme, pero a Gadi, en una semana ya le ha podido más su apetito que el miedo y lo coge de mi mano, no sin temblar, y no sin apartar su mirada.
Eleine, no sabes las veces que os he puesto de ejemplo, ya que vuestra Lola es una galga estupenda y sin traumas, pero el podenquito Carmelo estaba muy asustado y he podido seguir su evolución desde la llegada de Lola. El ambiente que habéis creado los tres, ha ayudado a ese perrito a salir de su ensimismamiento y la verdad es que todos los esfuerzos merecen la pena, porque se les ve tan felices y sobretodo, relajados!!.
La compañía de otro perro es una gran ayuda, sólo hay que tener en cuenta que su carácter pueda ayudar.
Así y todo, la evolución es siempre lenta, y no hay que desalentarse, ya que un perro asustado nos pone en nuestro nivel de incompetencia, hace que nos pongamos nerviosos, y muchas veces frustrados.
Quiero decir a todas esas personas que tenéis un perrito con problemas en vuestra casa, que no os desaniméis, que a veces sucede que durante mucho tiempo no se ven cambios, y un día, hace un gran avance.
Y otras veces, solo podemos ver el cambio si comparamos con cómo estaba antes.
Si pretendiera que Gadi fuera un perro alegre y juguetón, me sentiría tremendamente frustrada, pero si acepto que Gadi es un galgo tímido y temeroso, que quizás un día se relaje en su trato con los humanos, pero no sé cuando, disfruto con él de sus pequeñísimos progresos.
Tiene que poner sus sensaciones en orden , y si no hay de qué temer, no temer, pero si hay que salir corriendo también debe saber hacerlo, esto es, que sus respuestas sean adecuadas a la realidad y no unas respuestas locas como los ataques de pánico.
Nosotros podemos ayudarle, pero él tiene que querer, tiene que ver que le compensa y disfrutar con ellos, y allí es donde los otros perros y sus actitudes ayudan mucho.
Anabel, los perros como Gadi me han ayudado a comprender que todos nos merecemos otra oportunidad, los humanos somos seres con mucho poder y eso es para lo bueno y para lo malo. Somos capaces de hacer el mayor bien y el mayor mal. Y no siempre somos cocientes de ello.
Muchos galgueros y cazadores, creen realmente que es lo mejor que pueden hacer, porque utilizan a los perros como cosas, y lo mismo hacen los científicos y experimentadores, y otras personas que sencillamente ven a otros seres vivos como útiles, de labranza, de caza, de laboratorio, etc.
No sé cuántas Laikas tendrán que morir en el espacio para que los humanos seamos capaces de ver que lo que está vivo siente y padece, disfruta y sufre ...
Por fortuna Gadi no se ha vuelto a caer a la piscina, espero que ya haya aprendido la lección. Aunque es un poco raro porque estando nosotros, no ha habido ni un momento en que esa posibilidad se pudiera temer.
Todos los galgos que han estado en acogida en mi casa se han caído, aunque lo han hecho en cuanto han llegado, por desconocimiento, han seguido caminado sin ver el agua, pero no después de tres días… En fin, aún no sé bien qué ha sucedido…

miércoles, 28 de noviembre de 2007


Gadi sigue su lentísima evolución, pero sin pausa. Hoy hasta me ha dejado que le ponga el chaleco sin estar acostado, sólo sentado así muy erguido, es tan guapo!!, pero aún tiembla cuando me acerco, quiere confiar pero su cuerpo aún no se acostumbra a las buenas maneras.
Pero ha ganado confianza entre los demás perros, corre con ellos hasta la puerta, y sólo se aleja cuando ve personas, si somos nosotros le puede la curiosidad, se acerca, se acerca, y cuando está casi tocándonos, su cuerpo empieza a temblar, es algo muy triste, pero estoy casi casi segura que un día ya no le sucederá, podrá venir a pedir mimos como todos los demás, porque está luchando contra el pánico.
Se adelanta confiado hacia mí, y cuando estamos casi casi que nos vamos a dar un achuchón, su cuerpecito se iguala a una hojita al viento, y él se resiste y no se mueve del sitio, pero al final, puf, tiene que aflojar y se aleja dos pasos, así que hacemos un jueguito que es andar en círculos, yo camino de espaldas siguiéndole y el camina despacito sin alejarse pero sin acercarse, así está cerca pero al moverse, su cuerpo no se pone tenso y no tiembla, caminamos en círculos un rato como si estuviéramos haciéndonos cariños, así ganamos confianza y su cuerpo se acostumbra a estar cerquita de una persona.
Quería decirle a Anabel que muchas gracias por estar ahí pendiente de Gadi, y que contamos con tu apoyo : ))
El gran enemigo de los galgos es el desconocimiento y la fuerza de las costumbres, cada vez que alguien viene a mi casa no puede evitar hacer algún comentario sobre los galgos, siempre son negativos y desde el desconocimiento, del tipo de : ‘me habían dicho que los galgos no son sociables’, ‘que son agresivos’, ‘de caza’, ‘que no se pueden tener en una casa’, ‘hay que tenerlos encerrados’, ‘deben estar flacos flacos’, y todo tipo de barbaridades que sólo se explican desde las malas costumbres y el desconocimiento, porque claro, no pueden evitar decir, ‘Prudencia es una galga rara porque es sociable’, o porque es alegre, o porque se acerca a la gente. Yo siempre digo lo mismo, todos los galgos que son bien tratados, son alegres, sociables y tremendamente cariñosos.
Tal es así que los cachorros que he conocido y nunca han sido maltratados, ninguneados, ni avasallados, son alegres, animados, sociables y cariñosos, ¿entonces? ¿ Qué pasa que cuando encontramos un adulto tirado, maltratado, descartado, éste está triste, apático y asustado?
Lo que ha pasado entre su nacimiento y el momento en que lo rescatamos, es un galguero.

martes, 27 de noviembre de 2007


Esta tarde Gadi me ha asustado de nuevo , he llegado y tenía una herida en la cabeza cerca de la oreja y otra vez parte de las patas lastimadas, eran heridas nuevas, pero en el mismo sitio que las anteriores.
Pero ahora ya sé lo que sucede, Gadi se cae o se tira a la piscina, no sé cómo ni por qué, ya que mientras está con nosotros no lo hace, todo lo contrario, le gusta echarse a tomar sol al lado de la piscina y en ningún momento hemos notado que pudiera caer. Creo que se tira.
Lo he comprendido porque hoy tenía puesto su chaleco, ya que por la mañana temprano hace frío y aún está demasiado flaco y débil, prefiero que esté abrigado, pero hoy su chaleco estaba chorreando agua, y aunque la piscina tiene escalones por donde podría subir sin problemas, no se debe haber dado cuenta y al intentar subir por los bordes, es como se hace esas heridas en las patas delanteras y es como se limó las uñas hasta sangrar cuando creímos que se las había mordido él.
Por un lado me alegra saber que no está loco como para hacerse daño solo, pero por otro lado no sé qué es lo que sucede para que se caiga o tire a la piscina, pero estaremos atentos a ver si damos con ello.
Ahora está descansando, tapadito con una manta porque su chaleco aún está empapado, y ganando confianza, espero que no se coja una gripe con las mojaduras…




Gadi evoluciona lentamente. Si bien sus patas están casi curadas del todo, los antibióticos le han dado diarrea, así que he suspendido el tratamiento al cabo de 8 días.
Respecto a vencer su temor, hace pequeños progresos, por ejemplo, ahora puedo acercarme a él de frente y ofrecerle comida sin que salte de pánico.
También es capaz de dormirse mientras le acaricio, y no salta de miedo si me siento a su lado, claro que siempre me siento de espaldas a él, cuando estiro la mano para tocarle, no le miro a la cara, bajo la cabeza si me giro y si se le ponen ojitos de miedo, me levanto y dejo que se tranquilice.
Para un perro, la mirada es algo intimidante, todo lo que significa nuestro rostro, pecho y brazos hacia delante es nuestra parte humana, lo menos animal que tenemos, por eso es importante acercarse a un perro asustado de espaldas, es nuestra parte animal, donde puede oler lo que somos. Los perros se huelen por detrás, si se enfrentan es para hacer que uno sea sumiso al otro. Y no son humanos, esto es, no razonan, así que las palabras no valen para conseguir un cambio de actitud.
Los perros como Gadi que no han sido bien tratados, que los han utilizado como un instrumento, sin tenerles ningún respeto ni consideración, tienen una autoestima muy baja, han perdido la energía que hace que se sientan seguros de sí mismos, han avasallado su emotividad, y eso se traduce en que esto perros se sienten totalmente intimidados por los humanos.
Fijaros la actitud de Gadi echado, ensimismado y haciendo un bollito, al lado de Prudencia que es tímida, sin embargo está relajada y estirada; lo mismo Kiko y Pinto duermen estirados, y Gadi no. Tampoco termina de estirar las patas cuando está de pié , ni el cuello hacia arriba, sino hacia adelante. Cuando Gadi se 'desenrolle', vermos lo alto que es. :)
Hay que ayudarles a recuperar la autoestima. Es muy importante para esto que puedan estar con otros perros, pasear con ellos.
Gadi ha comenzado a jugar con Pinto y Kiko que siempre están correteando porque aun son cachorrones.
También sale a caminar con Junior o con Prudencia, y se deja mandar por Tita. Va entrando en una relación de manada con los demás. La pena es que ninguno de mis perros es muy equilibrado, pero todos se sienten tranquilos y seguros, y consiguen cierta armonía que le da a Gadi seguridad.
Lo ideal es que un perro equilibrado le guíe, pero a falta de uno, pues cinco que cada uno pone su parte buena, y como en estas fotos, vemos a Gadi caminar con ellos como uno más, y mostrando curiosidad por lo que ellos hacen, e interés por saber a qué le ladran y relajarse cuando todos lo hacen.
También es capaz de defender su comida, y cambiarse de plato como hacen los otros. Sólo Junior, que siempre vivió solo hasta hace unos meses, no deja que coman de su plato, pero tiene 10 años y ostenta la autoridad. Si no controla los platos se siente inseguro, porque es la primera vez que vive con otros perros en toda su vida. Los demás comen de un plato o de otro, cambiándose constantemente, y Gadi muchas veces come acostado.

sábado, 24 de noviembre de 2007


Sábado 24 de Noviembre
Se me olvidó contaros que Gadi no levanta su pata para hacer pis ¿?, esto es un poco raro porque se supone que tiene año y medio…. Quizás sólo sea que le duele apoyarse en una sola pata. Tendremos que observar eso a medida que se recuperan sus patitas.
Poco a poco va cogiendo confianza, aún no podemos acercarnos a él así de pronto, sólo si está acostado y con mucho cuidado, porque si lo hacemos bruscamente, da un salto de pánico y sale disparado y eso no es bueno ni para su evolución emocional ni para sus patas.
Él si que se acerca a nosotros, y lloriquea para que nos levantemos por las mañanas y salgamos a verle, es que le apetece vernos. Se acerca hasta casi tocarnos, pero, no podemos estirar la mano porque entonces se aleja. Un día de estos podrá ganarle la batalla al pánico y dejará que nos acerquemos sin pensárselo tanto, por ahora, paciencia para todos…
Para Gadi, como para muchos otros galgos que han tenido la mala suerte de haber sido mal tratados, física o emocionalmente, o las dos cosas, los sentimientos son ambivalentes. Esto es que, necesita el contacto emocional y la contención de las personas, pero a la vez, el miedo se ha metido en su cuerpo y no pueden controlarlo.
La gran mayoría de los galgos rescatados se encuentran en una situación como la de Gadi. Algunos, han estado tan mal físicamente, que han podido evolucionar emocionalmente al recibir los cuidados de una persona hasta curar sus heridas, y al no poder huir porque físicamente estaban impedidos, han podido volver a confiar en poco tiempo, más rápido pero no más sencillo.
Por esto, me gustaría hacer un llamado de atención para las personas que en algún momento habéis pensado en adoptar un galgo, debéis tener en cuenta su sensibilidad, debéis informaros sobre las historia y las características de cada animal, porque son seres vivientes, no son sólo una foto bella, son perros que han vivido experiencias tristes y la mayoría traumáticas, hay algunos galgos que no han dejado de confiar en las personas y pueden adaptarse rápidamente al buen trato, igual que cualquier otro pero que se adopte siendo adulto. Pero, algunos, como Gadi , o como mi Pru, necesitan más paciencia y más cariño.
No son perros que se van a poner a dar saltos de alegría el primer día, ni siquiera se van a dejar tocar, o no van a entrar en las habitaciones, hay que tener mucho cariño y ganas de ayudarles, paso a paso, poco a poco. El resultado es muy bueno, mi Pru al cabo de dos años es capaz de jugar, algo que nunca ha hecho antes, y venir a saludarnos y acercarse a pedir cariños, y hasta animarse a ladrar, algo que no hizo durante todo el primer año que estuvo con nosotros.
Gadi por supuesto, no ladra, sólo emite un gemidito, temprano por las mañanas, cuando quiere que nos levantemos.
Los adoptantes de perros así, tienen que saber que al principio, los galguitos no se moverán del sitio donde les pongan su camita, que parecerá que están tristes pero es que están asustados, son situaciones que nunca han vivido y cada vez que les han metido en un sitio ha sido para pegarles o para llevarlos donde no quieren o para dejarles encerrados solos por horas.
Esta advertencia vale también para las personas que habéis rescatado algún galgo, no dejéis que los den en adopción sin saber a quién, ni dónde y cómo estarán, no va a ser que lo saquéis de una situación mala para meterlos en otra peor.
Se espera que las asociaciones tengan en cuenta el carácter y la situación de cada galgo y que les busquen una familia adecuada, pero tenéis que aseguraros de que esto es así. Normalmente los adoptantes eligen un galgo en una foto, y depende de la asociación que ese galgo sea adecuado para esa familia, para esto deben de visitar a los posibles adoptantes, y antes valorar al galgo para saber qué es mejor para él. Muchas lo hacen, otras no, y no hay nada menos deseable que hacerle pasar al galgo otro trauma, no ya si es devuelto, que en ese caso la asociación puede hacerse cargo, sino si es maltratado de nuevo al intentar educarle.
Tampoco es justo para una persona que cree haber adoptado a un perro con determinadas características, encontrarse con que debe de tener especial cuidado en su trato o muchas veces, pedir ayuda para poder saber cómo tratarle. No todos los adoptantes tienen la entereza, la paciencia y las ganas para ayudar a un galguito que no es lo que ellos esperaban.
Creo que todos los que nos preocupamos por el maltrato que recibe el galgo en España por parte de galgueros y cazadores, tenemos que procurar, tras su rescate, tener la certeza de que los galgos serán comprendidos y bien tratados por los adoptantes, tanto dentro como fuera de España, ya que es más difícil aún saber qué sucede cuando no hablamos el mismo idioma, o cuando el galgo está físicamente fuera de nuestro alcance.
Informaros, informaros, informaros, y esto vale no sólo para los galgos rescatados sino para todos los perros a los que pretendemos ayudar. Rescatar y /o adoptar un animal es darle una vida mejor, que esto sea siempre lo que guié vuestros pasos.

viernes, 23 de noviembre de 2007




Ya es viernes, y desde hace dos días Gadi viene a recibirnos cuando llegamos a casa, junto con todos los demás. Eso sí, guardando siempre medio metro de distancia de nuestras manos, pero es capaz de acercarnos por detrás hasta casi tocarnos, poco a poco… poco a poco…
Sus patitas mejoran cada día y también su estado de ánimo, siempre que estamos caminando por el patio él camina siguiéndonos, cada vez más despreocupado.
Gadi tiene también una madrina, Anabel, a la que quiero darle las gracias en nombre de Gadi. Y a Sandra, y a Encarni, y a Teresa, y a Esther, y, y…, la lista no es demasiado larga pero sí lo suficiente para poder decir que hay mucha gente ayudando a Gadi, y a otros tantos galguitos que son rescatados cada día.
Pero mucho trabajo queda por hacer, para que no haya que rescatarlos, para que simplemente podamos disfrutar de perros que, como Gadi, pueden ser unos entrañables compañeros de camino, para que a algunas personas comprendan que son seres sensibles, que saben recibir y que saben, más que nada, dar…




Gadi ha dormido todo el día, como un soldado venido de alguna lejana guerra, recupera sus fuerzas descansando, creo que le está quedando bastante claro que nadie le impedirá descansar y recuperar fuerzas, ya no se le obligará a cazar, ni a estar encerrado, ni a entrar en sitios que le dan pánico, ni se quedará con hambre, ni tendrá que dormir en el suelo sin mantita.
Es gracioso ver lo que le cuesta hacerse con las mantas, y es algo que le gusta porque cuando le arropo y tiene su chaleco calentito puesto, se relaja y duerme estirado, con confianza.
Se nota que los antiinflamatorios y antibióticos están haciendo su labor, porque ayer no quiso comer más que el paté que le ofrecí donde escondí las pastillas, no quiso comer salchichas, ni pienso, solo quería dormir esta mañana ya se levantó a comer un poco de pienso, vi que caminaba bastante bien para el estado en que tiene las patas. Incluso hace dos días mantenía una pata delantera levantada porque la raja que tenía en la almohadilla le impedía apoyarla. Ahora ya no, camina poco pero bastante bien.
Los demás perritos le tienen mucha consideración, está bien que cuando el dolor podía con su cuerpo, les gruñía de solo verles cerca de sus patas, avisando que por favor no le fueran a tocar. Creo que todos entienden su sufrimiento, porque no se han puesto celosos ni un momento, al contrario, tanto Pinto como Kiko le han animado y le han invitado a jugar con ellos desde que llegó, eso ha hecho que Gadi se confié cada día un poco más, viendo como los demás perros nos siguen y juegan con nosotros.
Siempre que puedo me siento con ellos, me quedo un rato allí, eso les da mucha confianza. Gadi se queda mirando cuando los demás me saltan encima o me piden cariños, él observa. Y cuando me acerco y le hago caricias en su cabeza, se deja acariciar, baja la cabeza, y suspira…



Hoy ha sido un día de mucha tormenta, lluvia, viento, truenos y relámpagos, Gadi no ha mostrado tener más miedo a un ruido que a otro, pero quizás aún no se sienta fuerte como para huir. Sus patas han mejorado un poco, por lo menos un ratito se ha puesto de pie y ha caminado.
Intentamos llevarlo dentro de casa, porque en el porche donde duermen los perritos, con tanta tormenta había entrado agua, tuvimos que sacar las camitas y secarlo todo, así que le tapamos los ojos para que no tenga un ataque de pánico y lo llevamos dentro, él ya ha entrado en otros momentos, pero sólo dar una vuelta y volver a salir, esta vez tampoco ha querido quedarse, se ha ido fuera y al no encontrar su camita en el mismo sitio, ha estado confuso un rato, pero por fin optó por acostarse en otra camina.
Gadi ya no teme tanto a nuestros movimientos, aunque por momentos tiembla de pánico, se queda quieto para que le arrope y para que le cure sus patitas.
Le lavé las patas con un champú para pieles alérgicas que utilizo para mi pequeña Tita y para la galga Prudencia, ambas tienen pieles muy sensibles y propensas a alergias.
No sin desconfianza, Gadi se dejo lavar, muy despacio, y casi sin rozarle, ya que sus uñas están tan cortas que le duele con solo caer agua sobre ellas.
Luego le desinfecté y se quedó más tranquilo, se estiró para dormir, creo que le arden, pero mejora muy bien. Los galgos son perros muysencibles pero muy resistentes, por esa razón aguantan tanto maltrato, y enfermedad. Desgraciadamente es bastante común ver en esta Andalucía que nos ha tocado vivir, galgos hambreado, ahorcados, con un trozo de pata partido, enfermos, deshidratados, además de colgados, baleados, acuchillados (como mi Prudencia) , que sin embargo una vez que se les cura y se les cuida, se recuperan de una manera extraordinaria, si hay una posibilidad de vivir entre mil, el galgo luchará por vivir.




Día 18 de Noviembre, Gadi se quedó con casa junto con los demás perros, nosotros nos fuimos a trabajar, y al volver al mediodía lo encontramos acostadito en su mantita pero lleno de sangre, tenía las uñas de las patas de atrás y parte de los dedos y de las patas de adelante lastimadas, como si se las hubiese estado mordisqueando hasta sangrar.
Hemos desinfectado y limpiado, y Gadi no se ha movido en toda la tarde, le duele mucho el roce y no puede tenerse en pie. Suponemos que puede ser alguna alergia al sitio donde estaba corriendo antes de conocerle, quizás por ser alérgico es por lo que traía las patas verdes, por algún producto que le pondría el galguero que ‘lo crió’.
Esta triste y dolorido, esperamos que los antiinflamatorios y antibióticos consigan hacer que en unos días esté más animado, por lo menos creo que ha comprendido que le queremos bien, y se ha dejado curar sin protestar, sólo llora cuando se mueve y alguna tela roza sus dedos lastimados.
Pobre Gadi, quizás por eso no cazaba, sus pies le dolían demasiado cada vez que salía al campo, rozarse en algún tipo de hierba hacía que sus pies ardieran.
Pronto comprenderá que no tendrá que pasar por eso nunca más, que cuidaremos muy bien por donde pisa, para que sus patitas no se duelan, no se le partan las almohadillas, para que sus ojitos vuelvan a tener vida.

miércoles, 21 de noviembre de 2007




Día 2...


..Hoy ha estado un poco más tranquilo, aún no entiende cómo es que no tiene que hacer nada más que dormir, comer y jugar, y que nadie le quiere hacer nada. Hasta bien entrada la mañana no conseguí acercarme a él para sacarle el chaleco que le pusimos anoche. Intentamos no agobiarle, acercarnos despacio, y hablarle de lejos, lo dejamos mucho que haga lo que le parezca, y por el momento sólo quiere dormir.
Esperamos que poco a poco pueda confiar en nosotros y tranquilizarse lo suficiente para dejar que le toquemos y lo podamos llevar en coche, pero por el momento Gadi dormirá y recuperará confianza gracias a la compañía amable y desinteresada de Kiko, Pinto, Prudencia, Tita y Junior.
Está muy delgado, necesita coger algunos kilos porque se le notan las vértebras de la columna, demasiado flaco para ser tan grande. Es musculoso y cuando camina hace algo raro con las patas, como si sus manos se hundieran en el suelo, quizás le falte calcio o tenga reblandecidas las almohadillas. Tiene una cicatriz en la cara que le ocupa casi toda la parte izquierda de la nariz y el ojo de ese lado le lagrimea.
Tiene un carácter calmado, y retraído, me recuerda a mi Pru cuando llegó, con mucho miedo, y mucha hambre y muchísimo sueño.
Ahora mismo está comiendo a mi lado, pero no debo mirarlo porque si lo hago se asusta y se aleja un poco. Tiene hambre atrasada, y cada tanto pega un respingo ante cualquier sonidito o gesto que no espera. Pobre Gadi, ¿qué es lo que ha vivido en este año y medio de vida para no confiarse ni de su sombra?.
Gadi es un galgo alto, pero aún no se le ve porque camina semi agachado , como he visto que lo hacen todos galgos (y perros en general) que tienen miedo y no confían en las personas.
Él no ha sido maltratado, pero no han tenido ninguna consideración con él, los galgueros no consideran que la sensibilidad de los galgos sea una virtud y el carácter de su raza, sino una debilidad. No les tratan como seres sensibles, sino como bestias tontas, tiran de ellos sin tener en cuenta la timidez natural de estos perros. Y les encierran casi todo el tiempo en que no los llevan a cazar o correr, sin hablarles ni hacer que tengan ningún trato con algún humano. Esto hace que los galgos desarrollen un temor enfermizo a las personas, sin necesidad de que les hayan pegado o maltratado, si además esto sucede y son heridos por un humano, el pánico que manifiestan es más profundo y las señas de esos sucesos les quedan marcadas para toda su vida, aunque superen el temor y la timidez, algunos galgos nunca pueden soportar el ruido de un tiro de escopeta o la visión de algún tipo de cuerda, calzado o coche.
Generalmente logran salir adelante y adaptarse al buen trato recibido por la familia que les adoptan, solo se puede adivinar algo de lo que fueron y vivieron antes de convertirse en galgos de casa y familia, en algunos temores, y rasgos de su carácter.
Pero, desde su mirada, hasta su cuerpo y su actitud cambian radicalmente cuando el trato que reciben es bueno, tranquilo y amable. Aunque lleva su tiempo que dejen de temer, desde unos pocos días hasta algunos años, depende del daño recibido y de la edad a la que hayan sido rescatados.
Veremos el tiempo que le lleva a Gadi confiar en las personas. A mi Pru le costó más de un año y recién hoy, dos años después de su rescate, se comporta como una perra normal y hasta ha recuperado su ladrido.

martes, 20 de noviembre de 2007


Gadafi:
Gadi, para nosotros.
Llegó a casa el día 16 de Noviembre de 2007. Lo trajo un jardinero sordomudo de la barriada donde tenemos la oficina, el cazador que lo tenía lo iba a ‘dormir’ porque Gadi no caza. Al jardinero le dio pena y me pidió si podía conseguir una familia para él.
Lo dejaron conmigo a las 6 de la tarde. Allí estuvo tímido y curioso, y enseguida hizo buena relación con Kiko (mi perro pequeño, que tiene mucho carácter y aún no ha cumplido un año).
Me advirtieron que le asustaba entrar a los sitios, que le hiciera unas caricias en el lomo, pero no entendí bien lo que me dijeron y cuando fui a meterlo en el coche, a Gadi le dio un ataque de pánico, no pude sostenerlo, dio un gran brinco y se revolvió de tal manera que hizo que soltara la correa , hasta ese momento había caminado sin tirar y tranquilo con ella.
Salió corriendo, pero no escapando, sino asustado por el hecho de tener que entrar en el coche, lo seguí, pero era tal el miedo que tenía que no podía cogerle, él volvía a la oficina, aunque si me veía, salía disparado otra vez.
Por fortuna un vecino lo cogió y lo trajo, Gadi se dejó coger y caminó con la correa sin tirar y sin problema ninguno. Intenté acercarme a él de nuevo , pero de frente y le volvió a dar un ataque de pánico, se revolcó por el suelo y tiró tarascones alcanzándome con uno en la mano, así que me alejé a ver si se tranquilizaba.
Mi vecino lo llevó a la oficina, y allí estuvo otra vez tranquilo.
Para poder meterlo en el coche le tapé la cabeza con una tela oscura, así, su hocico quedó fuera y le permitía respirar, pero sus ojos estaban totalmente tapados, se quedó muy tranquilo. Lo cogí en brazos y los subí al coche, Gadi no se movió de donde lo puse hasta que no lo bajé del coche, ya en el patio de mi casa.
Era de noche, Gadi tenía hambre, se dejó agobiar un poco por mis otros perros que querían olerle y ver quién era, pero no dejaba que yo me acercara a él. Observando a los demás entendió dónde tenía que dormir y dónde comer, pero le costó mucho comer pienso, como si no fuera capaz de morder algo duro.
Muy tarde ya, Jose me ayudó a ponerle un chalequito, ya que aquí duermen bajo techo pero es un sitio abierto y hace frío. Poco a poco conseguimos que se quedara atrapado entre una pared y las casitas, allí le puse el abriguito y estuve haciéndole mimos un rato largo, Gadi dejó de temblar pero no se movió, dejó su cara pegada a la pared hasta más de media hora después de que yo ya no estaba con él. Al fin, lo venció el sueño, y allí se quedó dormidito.
Había estado desde que llegó durmiéndose de pie, para él había sido un día muy estresante, pero no se anima a relajarse, eso le costará aún unos días.